La
teoría económica
Una teoría proviene de la observación para desarrollar un conjunto de ideas que expliquen el
comportamiento de los factores que componen dicha realidad objeto de la
teoría. Las teorías, en sí mismas o en la forma
de un modelo científico permiten hacer predicciones e inferencias sobre
el
sistema real al cual se aplica la teoría. En la teoría es predominante
la búsqueda
de la explicación del objeto de la teoría de modo de hacer predecible el
comportamiento del sistema estableciendo un modelo que explica como se
comporta la realidad. La teoría económica debiera ser capaz de explicar
el comportamiento económico para predecir
su desarrollo y administrarlo en beneficio de la sociedad. Veremos que
el rol
histórico de la teoría económica ha sido distinto de aquel para el que
fue creada y que
sus imperfecciones han permitido que sea utilizada como un instrumento
político en beneficio
de las elites dominantes, para mantener el statu
quo que prefieren.
La manera de imponer un sistema de cualquier tipo, ya sea un sistema de
gobierno o un sistema económico es convencer a quienes participan en él, de que
dicho sistema es el mejor, y todavía más, que es el único sistema viable, de
modo que el usuario del sistema desarrolle una auténtica fe, ojalá ciega, en
él, tratando de convertir el sistema en una creencia que genere una veneración
casi religiosa. De este modo cualquier crítica tendrá que someterse a la
barrera de la fe. Imagine intentar convencer a un musulmán de que el Islam no
es la verdadera fe o a un fiel cristiano de que su cristianismo es una fe
falsa.
Esto han intentado por centurias diversos grupos dominantes, entre
ellos la elite endogámica chilena, dueña de la economía del país y que con
altibajos la administra desde los albores de la independencia de Chile en el
siglo XIX. Imitando a las elites internacionales, la chilena ha tratado de
establecer la creencia de que la economía, y en particular el modelo económico
neoliberal, es un problema técnico administrable por especialistas y que sus
principios son inamovibles y no tienen vínculo alguno con la política, lo que
les ha permitido administrar la economía sin interferencias y en su beneficio.
Entender la economía y como funciona es entonces un deber fundamental para
entender el rol social de la política, porque la economía es política siempre. La economía, que es una actividad humana, no existe en un vacío político, y eso es lo que intentaremos explicar. Se
trata entonces de encontrar la verdad del error o la verdad de las mentiras, dependiendo
de la intencionalidad del autor.
En casi todas las escuelas universitarias de las facultades de administración y economía, se enseña a los jóvenes y desprevenidos estudiantes,
en sus primeros años de estudio, que la vida social comienza con el "problema
económico", esto es, con la constatación de que el ser humano
tiene necesidades que satisfacer para sobrevivir, que estas necesidades son
múltiples y al mismo tiempo se pueden jerarquizar [se puede priorizar su satisfacción
en el tiempo], y que los recursos que la naturaleza provee para satisfacer
dichas necesidades son escasos y de uso alternativo [no son suficientes y si se
usan en una cosa no se pueden usar en otra]. Se define así, el "problema
económico", como un conflicto entre necesidades para sobrevivir versus
recursos escasos y de uso alternativo. Los supuestos implícitos en esta definición
de problema económico son varios.
Se establecen algunos axiomas, que en estricto rigor no son tales, entre
los cuales el primero es que [1] la sobrevivencia es único propósito del ser
humano y por ende constituye el primer objetivo social, y que se esto se logra
sólo [2] satisfaciendo las necesidades de los seres humanos [las que
posteriormente se transformarán en demanda]. Se establece además la condición
de [3] escasez de los recursos [situación sobre la cual es posible dudar]. Los
conceptos básicos de la economía clásica y neoclásica, son la sobrevivencia, la
necesidad, los recursos y su escasez [1+2+3]. La teoría económica reduce lo
humano, lo niega, convirtiendo al ser humano en una máquina satisfactoria de necesidades
para un único propósito: sobrevivir. Nada dice la teoría del sentido de lo humano,
su naturaleza, la convivencia, su ontogenia o la conservación de su modo de
ser. Esta simplificación reduccionista convierte a la economía es una ciencia
de administración de la escasez para la sobrevivencia.
Esta concepción
decimonónica desconoce el origen cultural del concepto de escasez, y el
acondicionamiento sicológico que da origen a la necesidad, a la que considera
en una jerarquía piramidal,[1]
y no como un sistema.[2] Para acceder a los recursos "escasos"
que el ser humano necesita para "sobrevivir" y como consecuencia de la tensión creada entre escasez y necesidad, nace el "problema
político", que consiste en priorizar las necesidades que serán
satisfechas, según criterios que nacen de distintas ideologías. De este modo,
son las ideologías, las que provenientes de diversas doctrinas y su aplicación a la
realidad, las que pasan a ser los criterios de priorización, con un supuesto implícito oculto y falso, que
no es otro que la realidad social es única y la misma para todos y la
diferencia se da solo en el criterio de priorización.
El reconocimiento del problema económico y la priorización que resuelve
el problema político, llevan al cierre del círculo de la vida social, el "problema
técnico", que no es otro, que la selección del mecanismo de distribución de los recursos
escasos, de acuerdo a las necesidades múltiples ya priorizadas para su
satisfacción. La solución del problema técnico, supone la apropiación de los
recursos que serán distribuidos, lo cual no ocurre, espontánea o naturalmente,
por lo que el problema técnico resuelve
el problema político, cooptándolo.
Se obvia el problema de generación
de riqueza [recursos], para centrarlo en la distribución de la riqueza, lo que dependerá del mecanismo de
asignación de recursos. La apropiación de los recursos escasos [la generación
de recursos o riqueza] no se resuelve, sino a través del mecanismo de
distribución, y así éste pasa a ser la
fuerza conductora de la economía, estableciendo una teoría social basada en
esta concepción. En la realidad los problemas económico, político y técnico, son inseparables; pero una concepción
analítica puede hacerlo en la teoría, al hacerlo se pierde la relación entre
ellos, lo que permite el análisis.
Aunque existen diversos sistemas de distribución de los recursos económicos en el siglo XX se privilegiaron dos sistemas clásicos, que a su vez se aislaron excluyéndose ideológicamente, para realizar la
distribución [para resolver el problema técnico]: la "planificación central" elegida por la Dictadura del
Proletariado o Capitalismos de Estado, que caracterizó a los países de la llamada órbita Socialista y "el mercado" guiado por la "mano invisible" que caracterizó principalmente a los llamados países Capitalistas.
Desaparecida la órbita Socialista y con ella "la planificación central"
que definía su propósito como "a cada quien según su necesidad",[3]
en apariencia sólo quedó el otro sistema: el mercado. La lucha en el mercado, con
el concepto de competencia como sistema superior explica la "sobrevivencia
de los más aptos", sentencia de Spencer, filósofo del Capitalismo; que
reconoció la influencia de Darwin[4]
en su teoría social. Adam Smith, que no era biólogo sino filósofo moral, afirmó
su concepto de competencia al observar la ética que respaldaba la conducta de
sus compatriotas escoceses, y no en conceptos biológicos. El tiempo luego agregó,
como respaldo, el "principio de racionalidad"[5],
que afirma que el comportamiento humano se rige unicamente por la intención de "maximizar
su beneficio"[6]
y por ello se enfrenta a los intereses de los demás en el mercado.
Ésta, ya
obsoleta teoría sobre el comportamiento humano, es compartida por el Marxismo y
el Capitalismo desde la misma ética. La simplicidad, del análisis y del mensaje,
hace más difícil revelar la falacia de ambos. El "Estudio sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones"
de Adam Smith se publicó en 1776 y el "Manifiesto
Comunista" de Karl Marx y Friedrich Engels en 1848, [82 años después
de Adam Smith], la fuerza de ambos está en su simplicidad y su coincidencia
ética. Aparentemente opuestos reafirman la misma ética. Para la mayoría de las
personas, ávidas de creer, este tipo de explicaciones son suficientes incluso,
en los extremos, para sacrificar sus propias vidas. Marxismo y Capitalismo, son
"ismos" basados en creencias, por ello se llaman así, coinciden en el
problema económico y en el problema político, su diferenciación se
produce en el problema técnico.
La
teoría económica clásica proviene de una doctrina, su base es el concepto
materialista del ser humano [del hombre] justificado en una ética materialista,
representa una ideología [la ideología del Capitalismo], que ha tenido la
virtud en su beneficio, de enmarcar la actividad humana en un marco referencial
reduccionista, simple, fácil de asimilar y de apariencia científica, poniendo los
límites teóricos de la acción social. Esto ha permitido a las clases dominantes
desarrollar un discurso político para mantener sus posiciones de privilegio,
convirtiendo, en la teoría, dicotomías históricas en existenciales, usando la
falacia para justificar la anomalía fértil de la que disfrutan.
El hombre egoísta,
[que actúa según el "principio de racionalidad"] y la competencia por los recursos [un
fenómeno cultural humano sin base biológica], son los pilares que constituyen
las piedras angulares, ética y sicológica, y moral y sociológica, de ambas
doctrinas.
“El fenómeno de competencia que se da en el ámbito cultural humano y que
implica contradicción y negación del otro, no se da en el ámbito biológico. Los
seres vivos no humanos no compiten, se deslizan unos entre otros y con otros en
congruencia recíproca al conservar su autopoiesis[7]
y su correspondencia con un medio que incluye la presencia de otros y no los
niega…Si dos animales se encuentran frente a un alimento y uno lo come y el
otro no, eso no es competencia. No lo es, porque no es central para lo que le
pasa al que come que el otro no coma. En cambio en el ámbito humano, la
competencia se constituye culturalmente cuando el que el otro no obtenga lo que
uno obtiene se hace fundamental como modo de relación. La victoria es un
fenómeno cultural que se constituye en la derrota del otro…La competencia se
gana cuando el otro fracasa frente a uno, y se constituye cuando el que eso
ocurra es culturalmente deseable. En el ámbito biológico no humano este
fenómeno no se da. La historia evolutiva de los seres vivos no involucra
competencia. Por esto, en la evolución de
lo humano no participa la competencia sino que la conservación de un fenotipo ontogénico
o modo de vida…”[8]
La biología aporta dos elementos claves para destruir la pretendida base
científica del Capitalismo y del Marxismo.
[1] En primer lugar, constata que la
afirmación de Spencer [el filósofo del Capitalismo] inspirada en la teoría de
Darwin sobre la “supervivencia de los más aptos”, que se basa en la
competencia, es falsa. Invalida la pretendida base biológica de la competencia
[lucha en el mercado para Smith y lucha de clases para Marx].
[2] En segundo
lugar, el comportamiento humano no se basa en “el principio de racionalidad”,
el hombre no es egoísta y utilitario, si así fuera no habría sobrevivido. Es la
conservación de un fenotipo ontogénico o
modo de vida su propósito, e implica la capacidad de postergar el interés
propio, la necesidad de cooperación, el común compartir de objetivos sociales
que pueden eventualmente negar el interés individual. El interés individual y
social interactúan en un sistema superior: la
conservación de un fenotipo ontogénico o modo de vida,
sin negarse.
Desde el punto de vista de la ciencia, ni el Capitalismo ni el
Marxismo tienen base científica, debe reconocerse como lo diría J.M. Keynes que
corresponde a la fuerza de las ideas, más que a la observación y explicación de
la realidad. La validez de ésta afirmación se encuentra en el hecho de que
ambos comparten la misma ética, fundamento de ambas doctrinas. Por otra parte,
la biología nos indica que no hay discontinuidad o ruptura entre lo social, lo
humano y su raíz biológica. Contrariamente a muchas de las derivaciones de la
teoría de la evolución de Darwin, la biología
no acepta el dominio de los más aptos: “la aceptación del otro junto a uno
en la convivencia, es el fundamento biológico del fenómeno social; sin amor,
sin aceptación del otro junto a uno, no hay socialización y sin socialización
no hay humanidad. Cualquier cosa que destruya o limite la aceptación del otro
junto a uno, desde la competencia hasta la posesión de la verdad, pasando por
la certidumbre ideológica, destruye o limita el que se dé el fenómeno social, y
por tanto lo humano, porque destruye el proceso biológico que lo genera”.[9]
El fenómeno cultural humano de la competencia [entre clases o en el mercado]
existe, sólo que no tiene base biológica, su base es cultural, en otros
términos corresponde a una ética determinada.
La notable contribución de Adam Smith, brillantemente aprovechada por
Marx con la analogía dialéctica, se debe a su descripción del mercado como un
modelo cibernético auto regulado [mediante la retroalimentación de información]
aplicado a las transacciones comerciales, 150 años antes de la formulación de
la cibernética, descubriendo así al mercado como potencial instrumento del
desarrollo Capitalista, pero sin considerarlo un sistema en evolución, mérito
que corresponde a Karl Marx cuya evolución él describió y anticipó. Así, Adam Smith
se apropió del mercado para su propuesta y justificándolo sobre bases falsas
aseguró su corrupción [la negación de su propia naturaleza].
El mercado existe
desde tiempo inmemorial y mucho antes que el Capitalismo o el Marxismo fuesen
formulados. No deja de tener importancia ésta observación, pues permite separar
el mecanismo transaccional, la asignación de recursos: el mercado, tanto de la filosofía Capitalista, como la planificación central, el otro
mecanismo, de la Dictadura del Proletariado del Marxismo. Capitalismo y mercado,
tanto como Marxismo [socialismos reales] y planificación central, han sido
confundidos por conveniencia de los grupos dominantes de cada "ismo",
la diferencia sutil no tiene de manera alguna, consecuencias sutiles. El mercado
bajo la óptica y la vigilancia de una ética diferente se comportará sin duda de
manera diferente aplicado al corto plazo,
como lo hará también de otra manera la planificación central aplicada al largo plazo. El problema económico, el
político y el técnico, desde la perspectiva capitalista y marxista, se
enfrentan a un poderoso enemigo que cambió los paradigmas de la teoría del
conocimiento: el estado del arte de la
biología. ¿En qué se equivocaron Smith, Marx y Darwin? En lo mismo que
Plauto,[10]
Hobbes, Hume y Malthus, en la fundación misma de sus edificios [para hacer una
analogía mecanicista],…el concepto del ser humano [concepto del hombre], base y
origen de toda doctrina.
El mercado
Usemos la imaginación para retroceder unos cuantos miles de años: los
primitivos seres humanos descubrieron que podían intercambiar bienes que
facilitaban su existencia, que poseían y podían intercambiar; porque tenían más
de lo que necesitaban o acceso a bienes que se encontraban en algunos lugares y
no en otros. El intercambio a través del trueque y por medio de un medio de
cambio, la moneda, se desarrolló como imperativo para facilitar o mantener el
modo de vida de quienes participaban.
Gentes, lejanas y cercanas, diferentes,
algunos desinformados, otros curiosos, acudían al mercado. Probablemente los
primeros mercados se organizaban cada cierto tiempo, algunos se convirtieron en
diarios. Concurrir al mercado era un acto social para mantener el modo de vida.
Sin duda, nadie pensó que quienes iban al mercado eran iguales o tenían la
misma información. El mercado se definió como un instrumento de corto plazo,
que funcionaba para un propósito: el intercambio, que a su vez se realizaba
para facilitar y preservar un modo de vida, para la conservación de un fenotipo
ontogénico. El mercado no tiene otro propósito que intercambio en el corto
plazo, no define la supervivencia; acudir o no al mercado “no es central en la
supervivencia”. El "mercado", no es perverso, ni cruel, es un
instrumento, un mecanismo, un medio, que existe desde los inicios de las
comunidades humanas, inventado por el ser humano, tan antiguo como la humanidad
y presente en todo su desarrollo, colaboró al desarrollo económico y a la
difusión de la variedad cultural. Los fines no justifican los medios, ni estos
pueden justificar los fines, pero sí se condicionan mutuamente. Lo que puede
ser cruel es la instrumentalización del mercado, para fines de quienes lo
administran, lo que ha sido utilizado a lo largo de la historia para mantener
situaciones de dominación. La perversión intrínseca, que genera resultados de
extrema crueldad, está en el Capitalismo y en los modelos económicos que se
derivan de él (la falsamente llamada “economía de mercado”), no está en el
mercado, la causa es la ética que sostiene el modelo, no el mercado.[11]
En un acto registrado como único en su vida, no existe otro, Jesús de Nazareth se
indigna y utiliza la fuerza física contra los mercaderes, que habían convertido
el atrio exterior del Templo judío, en un mercado.[12]
Es interesante destacar que la condena, es hacia los mercaderes y al mal uso
del Templo para sus fines. Sin embargo, el que sería el Cristo no condena el
mercado, que ya tenía miles de años, sino a los mercaderes. Bondad y maldad son
privilegio cultural humano. “Entre el
fuerte y el débil, entre el rico y el pobre, entre el amo y el servidor, es la
libertad la que oprime y es la ley la que libera”. "La libertad entre el poderoso y el débil, es
esclavitud para el débil"[13],
del mismo modo el mercado entre desiguales genera la dominación del débil por
el poderoso necesariamente. “…donde no
hay ley no hay libertad…”[14]
La igualdad es imposible, lo que sí es posible es el respeto de la variedad y
de la diversidad, de hecho la igualdad es una negación del individuo, en la
naturaleza no hay igualdad, hay similitud, a veces análoga [igual función] y
otras homóloga [igual estructura], pero no igualdad. La igualdad proviene de la
política [por ende de creencias], no de la ciencia, es un concepto teórico sustentado
en la parcialidad de la lógica, que se podría utilizar para demostrar lo
contrario. Sin embargo, la antigua Grecia se estableció como condición para la
existencia de democracia, la isonomía:
la igualdad de derechos civiles y políticos de los ciudadanos.[15]
"La lógica es un arma de doble filo, hiere a quien es objeto de ella como
a su dueño."[16]
Aceptada por el predominio de la razón, y aplicada fuera de su estrecho ámbito,
la lógica ha permitido al Capitalismo construir un aparato conceptual que ha
elevado al mercado -valioso mecanismo de intercambio- a un plano superior en la
vida social corrompiendo su propia naturaleza, sacándolo de su ámbito,
idolatrándolo, y convirtiéndolo en un instrumento de dominación, utilizando lo
que tiene de verdad en beneficio del error. Convirtiendo el medio [el mercado]
en fin social. La igualdad a través del mercado es una utopía del Capitalismo.
El mercado sin apellido (no el "libre mercado"), que ha permitido a
los seres humanos tantos beneficios, no puede ser responsable de quienes en su
nombre han creado un aparato de desequilibrio y tensión, que niega la armonía e
introduce conceptos culturales como la competencia, a la que pone como centro
de la economía. El mercado es un medio, y los medios no resuelven los
problemas, los resuelven los fines que son sus amos. La situación de "laissez faire"[17]
o de "libre mercado" es la vuelta a la barbarie, poco tiene que ver
con el rol del mercado, es el intento de restablecer el imperio de la fuerza
por sobre el derecho, el uso del mercado como instrumento de expropiación, corrompiéndolo.
Quienes lo propician así, detentan el poder y la fuerza, les conviene la
"libertad" sin ley, sin regulación, sin Estado ni Derecho, lo que es
empático con la ética del Capitalismo, la ética del "far west". Es un intento más de convertir una dicotomía
histórica (de los últimos 300 años) en dicotomía existencial que contribuya a
mantener el statu quo. Cuando no hay
fines y todo queda en manos de los medios (a pesar de lo inseparable de fines y
medios) los sistemas se encierran en sus mecanismos, al menos temporalmente. Se
produce el absurdo de la entrega de la libertad en manos del poderoso, y el
neoliberalismo así obtiene el contrasentido de atacar lo que dice en teoría
defender, la esclavitud voluntaria, la sumisión por el "miedo a la libertad",
un ambiente esencialmente necrófilo, contrario per se a la vida.
El fundamento de la sumisión es el desequilibrio
en el poder de negociación y los mecanismos para su logro son: el empleo
[desequilibrado poder del que contrata respecto del contratado coaccionado], el
crédito [desequilibrado poder del que lo otorga respecto del que lo acepta
coaccionado], el poder de compra [desequilibrado poder del que compra respecto
del que vende coaccionado], que ha dado origen a las cadenas de venta [retail] y el poder de control de la
oferta en monopolios temporales.[18]
El poder desequilibrado permite la apropiación de riqueza en medida suficiente
para generar la acumulación, en el caso capitalista por parte de los privados y
en el marxista por parte del Estado. Esto es normado y regulado en ambos casos
por el entorno: el orden público económico, también en ambos casos, respaldado por
la institucionalidad social, política, económica y cultural. Es por ello que
tenemos Capitalismos de Estado y también Capitalismos de mercado, mezclas de Capitalismos,
como la experiencia China, o derivaciones como en India, Pakistán, Bangladesh o
Egipto. En países árabes musulmanes, a quienes el Corán prohíbe cobrar interés
por los préstamos de dinero pues dicha práctica es considerada injusta e
indeseable, propia de cristianos, judíos e infieles, dichos países no pueden
ser considerados, en rigor, capitalistas, así como otras derivaciones que incluyen
la chilena: el llamado crony capitalism [19],
de amigos, familias y elites simbióticas endogámicas que cambian para no
cambiar.[20]
En tiempos de crisis, la preocupación de los gobiernos es mantener los empleos,
los flujos de crédito y el poder de compra. No conocen otro modo de generación
de riqueza que la apropiación por el desequilibrio, fundamento de la teoría
económica vigente [instrumento político del Capitalismo que distorsiona y
disfraza el cómo funciona la economía real]. Para que la economía funcione en
beneficio del Capitalismo el desequilibrio se necesita, está en su esencia, es la
anomalía fértil que permite la especulación y la exacción tanto en el empleo y en el
crédito. Es en especial perverso el planteamiento Capitalista pues contiene
verdades a medias, es incompleto, pero no insuficiente para establecer un marco
referencial, que como dicen los anglosajones "funciona" [It works], explica a medias y justifica
la apropiación, al menos en el corto plazo. En base a supuestos, distorsionando
la realidad y oculta la falacia sutil y persuasiva, el neoliberalismo afirma
que el mercado tiende a ser perfecto, a auto regularse, al equilibrio. Se
define así que el mercado cumple con siete condiciones que se pretende, sin evidencia alguna, tienden a ocurrir,
pero en la realidad para cualquiera es obvio que dichas condiciones nunca
ocurren y probablemente nunca ocurrirán, son:
- Hay elevado número de oferentes y demandantes. La decisión individual no influye.
- No existen diferencias entre los productos en oferta, son homogéneos.
- Los participantes tienen plena información. El mercado es transparente.
- Empresas y las personas, pueden entrar y salir del mercado con libertad.
- Hay libre acceso a la información en el mercado.
- Hay libre acceso a los recursos requeridos para operar en el mercado.
- En el largo plazo el beneficio es igual a cero entre demandantes y oferentes.
El desafío consiste en "encontrar
la verdad del error", como en la canción de “El Hombre de la Mancha”[21],
o “La verdad de las mentiras”[22]:
"Sólo la literatura dispone de las técnicas y poderes para destilar ese
delicado elíxir de la vida: la verdad escondida en el corazón de las mentiras
humanas". El mercado debe ser rescatado de las manos del Capitalismo,
quien a través de Adam Smith se apropió de él, escondiendo la perversión de su
error. Es posible que inspirado en la leyenda del rey Arturo y en Merlín, el
mago, Adam Smith haya querido convertir el mercado en Excalibur[23],
la espada mágica del Capitalismo, que sustentado en una ética autoritaria, con
diversas reingenierías ha evitado el rechazo social. Hoy, continúa con la
falsedad y se presenta como “economía de
mercado” o “social de mercado”
distorsionando el rol del mercado y escondiendo la ética que lo sustenta. La
penetración de esquemas simples, como el Capitalismo -ocurrió con el Marxismo también–
es en las culturas más débiles más fácil, allí se convierte en “Capitalismo
salvaje”.[24]
No es así en Alemania, Francia, Japón, España, Suiza, Bélgica, Dinamarca,
Suecia, Noruega, Finlandia, Austria, y otros países, en donde la nación
con su fortaleza cultural y su amor por la libertad, ha rechazado, aunque sin completo
éxito, la penetración del modelo económico neoliberal.
[1] Abraham Maslow (1908 - 1970) psicólogo estadounidense. Presentó una jerarquía de necesidades ordenadas desde niveles más bajos y básicos, hasta las de niveles más altos. Necesidades fisiológicas, de seguridad, aceptación social, autoestima y de autorrealización.
[2] “Las necesidades humanas deben entenderse como un sistema en el que ellas se interrelacionan e interactúan. Simultaneidades, complementariedades y compensaciones son características del proceso de satisfacción de las necesidades. Las necesidades humanas pueden dividirse según múltiples criterios, y las ciencias humanas ofrecen vasta y variada literatura. Combinaremos aquí dos criterios posibles de división: según categorías existenciales y según categorías axiológicas. Esta combinación permite reconocer, por una parte, las necesidades de Ser, Tener, Hacer y Estar; y, por la otra, las necesidades de Subsistencia, Protección, Afecto, Entendimiento, Participación, Ocio, Creación, Identidad y Libertad”. Manfred Max-Neef. (1986). Desarrollo a escala humana: Una opción para el futuro.
[3] Vladimir Ilich Uliánov, Lenin: “de cada quien según sus posibilidades, a cada quien según sus necesidades”. “…y lo ponían a los pies de los apóstoles, y se repartía a cada uno según su necesidad.” Hechos de los Apóstoles, [4,35]
[4] Charles Darwin publicó su teoría de la evolución de las especies 83 años después de la obra capital de Adam Smith.
[5] El principio de racionalidad fue planteado por Karl R. Popper (1902 - 1994) filósofo, sociólogo y teórico de la ciencia.
[6]Capitulo 2, Libro 1 "Estudio sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones". No es de la benevolencia del carnicero, del cervecero o del panadero que esperamos nuestra comida, sino de su atención a su propio interés. Nos dirigimos, no a su humanidad sino a su amor por sí mismos, y nunca les hablamos de nuestras propias necesidades, sino de sus ventajas. [It is not from the benevolence of the butcher; the brewer or the baker that we expect our dinner but from their regard to their own interest. We address ourselves, not to their humanity but to their seIf-love, and never talk to them of our own necessities but their advantages.]
[7] La autopoiesis (del griego αυτο-, auto, "sí mismo", y ποιησις, poiesis, "creación" o "producción"), es un neologismo propuesto en 1971 por los biólogos chilenos Humberto Maturana y Francisco Varela para designar la organización de los sistemas vivos. La autopoiesis es la condición de existencia de los seres vivos en la continua producción de sí mismos. El término nace de la biología, pero es adoptado por otras ciencias y otros autores, como por ejemplo por el sociólogo alemán Niklas Luhmann. Los seres vivos son redes de producciones moleculares en las que las moléculas producidas generan con sus interacciones la misma red que las produce. Humberto Maturana: Transformación en la convivencia.
[8] Humberto Maturana, “Emociones y Lenguaje en Educación y Política” 1990, pág. 19.
[9] Humberto Maturana y Francisco Várela, El árbol del conocimiento, Madrid, 1995.
[10] Tito Macio Plauto (254 a. C.-184 a. C.) en la Roma anterior al Imperio, en su obra cómica Asinaria (Comedia de los asnos) dice: "Lupus est homo homini, non homo, quom qualis sit non novit." (Lobo es el hombre para el hombre, y no hombre, cuando desconoce quién es el otro). Esta frase la tomó Thomas Hobbes, (siglo XVII), en su obra mas conocida, Leviatán, donde afirma que el egoísmo es básico en el comportamiento humano, aunque la sociedad intenta corregir tal comportamiento favoreciendo la convivencia. Desde allí la frase se ha repetido sin cuestión.
[11] Patricio Aylwin Azócar (1918 - ) político chileno. presidente del Senado (1971- 1972), presidente de Chile (1990 -1994). Al término de su gobierno, Patricio Aylwin sintetizó el sentir popular y los efectos de la ética Capitalista diciendo “el mercado es cruel”, la sentencia tiene la virtud de revelar la idolatría del mercado, que como instrumentación de la ética Capitalista, se convierte en el instrumento de la crueldad.
[12] Evangelio cristiano. Mateo 21, 13.
[13] Jean-Jacques Rousseau (1712 – 1778) escritor, filósofo, músico; Las ideas políticas de Rousseau influyeron en la Revolución francesa, en el desarrollo de las teorías republicanas, y en el crecimiento del nacionalismo.
[14] “So that however it may be mistaken, the end of law is not to abolish or restrain, but to preserve and enlarge freedom. For in all the states of created beings, capable of laws, where there is no law there is no freedom. For liberty is to be free from restraint and violence from others, which cannot be where there is no law: but freedom is not, as we are told, liberty for every man to do what he lists (for who could be free when every other man’s humour might domineer over him?), but a liberty to dispose, and order as he lists, his person, actions, possessions, and his whole property, within the allowance of those laws under which he is, and therein not to be subject to the arbitrary will of another, but freely follow his own.” John Locke, The Second Treatise of Government, chapter 6, paragraph 57. United Kingdom, 1690.
[15] Isonomía proviene del griego “igualdad ante la ley”, isos, "igual" y nomos, "uso, costumbre, ley". Grecia, Siglo V, a.C.
[16] Rabindranath Tagore (1861 - 1941) poeta bengalí, filósofo, dramaturgo y músico. Premio Nobel de literatura en 1913.
[17] "laissez faire, laissez passer" expresión francesa, significa "dejad hacer, dejad pasar", propone completa libertad en la economía: libre mercado. Corresponde a Jean-Claude Marie Vicent de Gournay, fisiócrata del siglo XVIII, contra la intervención en la economía.
[18] Un "monopolio temporal", se produce a través de la "innovación", con lo se puede introducir un producto único en el mercado hasta que es imitado o replicado. Ej.: Microsoft, Google. También puede ocurrir por la localización o usando el poder de compra.
[19] El crony capitalism, [capitalismo endogámico] es un término peyorativo para describir una economía que alega ser capitalista, sin serlo en estricto rigor, en la que el éxito de los negocios depende de las relaciones entre empresarios y de estos con los funcionarios gubernamentales. Surge de la endogamia, del amiguismo, que invade el mundo de los negocios, amistades que se benefician, lazos familiares favorecidos, que finalmente corrompen los servicios públicos y los ideales políticos. Se reproduce en cofradías de amigos y familiares. Los premios Nobel Joseph E. Stiglitz y Paul Krugman han escrito sobre este tipo de capitalismo fundamentado en la endogamia de las elites.
[20] “Algo debe cambiar para que todo siga igual", "Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie". Frases de la novela El Gatopardo, de Giuseppe Tomaci Di Lampedusa.
[21] El Hombre de La Mancha (Man of la Mancha) musical de Broadway, 1965, cuenta la historia de Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes. La canción El sueño imposible fue muy popular. Se tradujo al francés en 1966 y en 1968 al castellano.
[22] La verdad de las mentiras, Mario Vargas Llosa, Madrid, Editorial Seix Barral, 1990.
[23] Excalibur, la legendaria y centelleante espada del Rey Arturo, mágica y con propiedades extraordinarias.
[24] Denominación dada por Juan Pablo II al neoliberalismo capitalista, que permite el “enriquecimiento exagerado de unos pocos a costa del empobrecimiento creciente de muchos, de forma que los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres”.
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